El Profeta Joad (10o a.C.) (III Reyes 13:11), que habitó en Betel; El Profeta Joel (c. 800 a.C) (véase también el 19 de ); Santos Apóstoles Sosthenes, ApollosApolos, Cefas, César y Epafrodito de los Setenta Apóstoles (siglo); San Eubula, madre de St. Panteleimon (304); Venerable Juan Ermitaño de Cilicia (siglo IV); San Juan II, Patriarca de Jerusalén (siglo IX); Venerable Juan el Silencioso (Juan Hesychastes), Obispo de Colonia (Taxara) en Armenia, y más tarde un monje de St. Monasterio de Sabbas (558) (véase también el 3 de diciembre); Venerable John Climacus del Sinaí, autor de La escalera (615); Venerable Zosimas, Obispo de Siracusa (662) (ver también 21 de enero)
PRIMERA ANTÍFONA
- Bendice alma mía al Señor, y todas mis entrañas a su santo Nombre.
Por las intercesiones de la Madre de Dios, Oh Salvador, salvanos.
- Bendice alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.*
- El Señor preparó Su trono en cielo, y su reino gobierna sobre todo.*
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén*
SEGUNDA ANTÍFONA
- ¡Alaba alma mía al Señor! Alabaré al Señor mientras viva; cantaré a mi Dios mientras yo exista.
*Sálvanos, oh Hijo de Dios, que resucitaste de entre los muertos, a nosotros que te cantamos, Aleluya.
- Bienaventurado aquel cuya ayuda es la del Dios de Jacob; su esperanza está en el Señor su Dios.*
- El Señor reinará para siempre; tu Dios, oh Sión, por todas las generaciones.*
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
y seguidamente el himno de la ortodoxia…
TERCERA ANTÍFONA
-Este es el Dios que hizo el Señor, alegŕemonos y regocijémonos en él.
Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso; a las Mirróforas los lamentos trocaste y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.
Que el cielo y la tierra te alaben.*
TROPARIO DE RESURRECCIÓN (MODO 7) – Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso; a las Mirróforas los lamentos trocaste y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.
TROPARIO JUAN CLÍMACO – Con los ríos de tus lágrimas hiciste florecer el árido desierto; y con tus suspiros desde lo más profundo de ti, hiciste que tus trabajos dieran frutos al ciento por uno; y te convertiste en estrella, iluminando al mundo con tus milagros, oh Juan, nuestro devoto padre. Intercede ante Cristo nuestro Dios, por la salvación de nuestras almas.
TROPARIO DE SAN ISIDORO Y SAN LEANDRO DE SEVILLA – Como maestros de virtudes y adornos de la Jerarquía oh San Leandro y San Isidoro, la Iglesia os glorifica con himnos, por vuestras intercesiones, concedednos a los que os honramos con amor progreso en virtud y liberación de peligros.
KONTAKION (Automelon) – Yo soy tu siervo ¡Oh Madre de Dios! Te canto un himno de triunfo ¡Oh combatiente defensora! Te doy gracias oh liberadora de pesares y como posees un poder invencible, líbrate de todas las desventuras para que pueda exclamarte ¡Salve, oh novia sin novio!
ALELUYA Que bueno dar gracias al Señor y cantar a salmos a tu nombre, oh Altísimo. ALELUYA Proclamar tu misericordia por la mañana y tu verdad por la noche.. ALELUYA
PROKIMENON – El Señor fortalecerá a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz. Traed al Señor, oh hijos de Dios, traed al Señor gloria y honor.
LECTURA DE LA EPISTOLA DE SAN PABLO A LOS HEBREOS (6:13-20)
Hermanos, Cuando Dios hizo la Promesa a Abraham, no teniendo a otro mayor por quien jurar, juró por si mismo diciendo: “¡Sí!, te colmaré de bendiciones y te acrecentaré en gran manera”. Y perseverando de esta manera, alcanzó la Promesa. Pues los hombres juran por uno superior y entre ellos el juramento es la garantía que pone fin a todo litigio.
Por eso Dios, queriendo mostrar más plenamente a los herederos de la Promesa la inmutabilidad de Su Decisión, interpuso el juramento, para que mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos más poderosamente animados los que buscamos un refugio asiéndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y que penetra hasta más allá del velo, adonde entró por nosotros como precursor Jesús, hecho, a semejanza de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre. AMÉN
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (9:17-31)
En aquel tiempo, uno de entre la gente, se acercó a Jesús lo saludó con reverencia y Le dijo: “Maestro, Te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar los dientes y le deja rígido. He dicho a Tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido”. Él les responde: “¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaos? ¡Traédmelo!” Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. Entonces Él preguntó a su padre: “¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?” Le dijo: “Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; Pero, si algo puedes hacer, ayúdanos, compadécete de nosotros”. Jesús le dijo: “¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!” Al instante, gritó el padre del muchacho: “¡Creo, ayuda a mi poca fe!” Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando; sal de él y no entres más en él”. Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?” Les dijo: “Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración”. Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; Le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará”.
