Tercer hallazgo de la honorable cabeza del santo y glorioso profeta San Juan Bautista (c.850); Santos : Mártires Pasicrates, Valentiniano, Julio y otros en Dorostolum (302); Hieromártir Therapont de Chipre, obispo (300-305); Hieromártires Máximo y Victorino (384); San Dodo, príncipe de Georgia, monje de Gareji (596); San Olbiano (Albianos), monje ; Hieromártir Urbano , Papa de Roma (230)
PRIMERA ANTÍFONA
- ¡Cantad al Señor con gozo toda la tierra!
- ¡por las intercesiones de la madre de Dios oh Salvador Sálvanos!*
- ¡Cantad un salmo a Su Nombre, dad gloria a su alabanza!*
- Decidle a Dios ¡qué temible son tus obras!*
- Que toda la tierra te adore y te celebre, que cante un salmo a tu nombre, ¡oh altísimo!*
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.*
SEGUNDA ANTÍFONA
- Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga.
- Sálvanos, oh Hijo de Dios que resucitaste de entre los muertos, a nosotros que te cantamos Aleluya.*
- Que la Luz de su rostro resplandezca sobre nosotros y tenga misericordia sobre nosotros.*
- Para conocer Tu camino sobre la tierra. Tu salvación en todas las naciones.*
- Que el pueblo te confiese, oh Dios, que todo el pueblo Te alabe.*
- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén..
Seguidamente el himno de la ortodoxia
TERCERA ANTÍFONA
- Levántese Dios, sean dispersados sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen.
- Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con su muerte y otorgando la vida, a los que yacían en los sepulcros.*
- Como disipa el humo, disípense, como se derrite la cera ante el fuego.*
- Así perecen los impíos ante el Rostro de Dios, mas los justos se regocijarán.*
- Este es el día que hizo el Señor, alegrémonos y regocijémonos.*
TROPARIO RESURRECCIÓN (TONO 5)
Al Coeterno Verbo con el Padre y el Espíritu a nacido de la Virgen para nuestra Salvación alabemos oh fieles y prosternemonos porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la cruz y soportar la muerte y levantar a los muertos por su resurrección gloriosa.
TROPARIO DEL PRECURSOS JUAN BAUTISTA
Ahora Cristo nos ha revelado tu sagrada cabeza una vez más, * un tesoro santísimo escondido bajo tierra durante tanto tiempo, * oh Profeta y Precursor. * Por eso nos hemos reunido para la fiesta de su Hallazgo, * cantando nuestros himnos inspirados por Dios en alabanza del Salvador, * que nos salva de la destrucción, por tus fervientes oraciones a Él.
TROPARIO DE SAN SERAFÍN DE SAROV
Armado divinamente con la pureza del alma y blandiendo la poderosa lanza de la oración incesante has traspasado los ejércitos de los demonios, ¡Oh San Serafín de Sarov, ruega sin cesar por todos nosotros!.
KONTAKION PASCUA
Aunque descendiste al sepulcro, oh Inmortal, hiciste descender el dominio del Hades; y Tú resucitaste vencedor, oh Cristo nuestro Dios; y Tú llamaste “Alegraos” a las mujeres portadoras de Mirra, y diste paz a Tus Apóstoles, oh Señor que a los caídos concedes la resurrección..
ALELUYA Oh Señor, cantaré de Tus misericordias para siempre. ALELUYA Porque Tú dijiste: «La misericordia será edificada para siempre». ALELUYA
MEGALINARION
Un ángel exclamó: «Oh, llena de gracia, virgen pura regocíjate! Otra vez digo: ¡Regocijate! Tu hijo se levantó de la tumba al tercer día «. resplandece, resplandece, Oh Nueva Jerusalén! para la gloria del Señor que brilló sobre ti. Alégrate y regocíjate ahora Sion; y tú, oh Madre de todo siempre pura, regocijate en la resurrección de tu Hijo!
PROKIMENON
El justo se alegrará en el Señor. Escucha mi voz, oh Dios.
Segunda Epístola del apóstol San Pablo a los corintios (2 cor 4:6-15)
Pues el mismo Dios que dijo: De las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.
Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida.
Pero teniendo aquel espíritu de fe conforme a lo que está escrito: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos, sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con vosotros.
Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios. AMÉN
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 9:1-38 (Domingo del ciego)
Al pasar vio a un hombre, ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que naciese ciego?» Jesús les respondió: «Ni él ni sus padres, sino que ello es para que las obras de Dios sean manifestadas en él. Es necesario que cumplamos las obras del que me envió, mientras es de día; viene la noche, en que ya nadie puede obrar. Mientras estoy en el mundo, soy luz de (este) mundo». Habiendo dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva y le untó los ojos con el barro. Después le dijo: «Ve a lavarte a la piscina del Siloé», que se traduce «El Enviado». Fue, pues, se lavó y volvió con vista. Entonces los vecinos y los que antes lo habían visto – pues era mendigo – dijeron: «¿No es éste el que estaba sentado y pedía limosna?». Unos decían: «Es él»; otros: «No es él, sino que se le parece». Pero él decía: «Soy yo». Entonces le preguntaron: «Cómo, pues, se abrieron tus ojos». Respondió: «Aquel hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó con él los ojos y me dijo: «Ve al Siloé y lávate». Fui, me lavé y vi». Le preguntaron: «¿Dónde está Él?» Respondió: «No lo sé».
Llevaron, pues, a los fariseos al que antes había sido ciego. Ahora bien, el día en que Jesús había hecho barro y le había abierto los ojos era sábado. Y volvieron a preguntarle los fariseos cómo había llegado a ver. Les respondió: «Puso barro sobre mis ojos, y me lavé, y veo». Entonces entre los fariseos, unos dijeron: «Ese hombre no es de Dios, porque no observa el sábado». Otros, empero, dijeron: «¿Cómo puede un pecador hacer semejante milagro?» Y estaban en desacuerdo. Entonces preguntaron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices de Él por haberte abierto los ojos?» Respondió: «Es un profeta».
Mas los judíos no creyeron que él hubiese sido ciego y que hubiese recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista. Les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? Pues, ¿cómo ve ahora?» Los padres respondieron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco sabemos. Preguntádselo a él: edad tiene, él hablará por sí mismo». Los padres hablaron así, porque temían a los judíos. Pues éstos se habían ya concertado para que quienquiera lo reconociese como Cristo, fuese excluido de la Sinagoga. Por eso sus padres dijeron: «Edad tiene, preguntadle a él». Entonces llamaron por segunda vez al que había sido ciego, y le dijeron: «¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos que este hombre es pecador». Mas él repuso: «Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que yo era ciego, y que al presente veo». A lo cual le preguntaron otra vez: «¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?» Contestóles: «Ya os lo he dicho, y no lo escuchasteis. ¿Para qué queréis oírlo de nuevo? ¿Queréis acaso vosotros también haceros sus discípulos?» Entonces lo injuriaron y le dijeron: «Tú sé su discípulo; nosotros somos los discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés; pero éste, no sabemos de dónde es». Les replicó el hombre y dijo: «He aquí lo que causa admiración, que vosotros no sepáis de dónde es Él, siendo así que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero al que es piadoso y hace su voluntad, a ése le oye. Nunca jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si Él no fuera de Dios, no podría hacer nada». Ellos le respondieron diciendo: «En pecados naciste todo tú, ¿y nos vas a enseñar a nosotros?» Y lo echaron fuera. Supo Jesús que lo habían arrojado, y habiéndolo encontrado, le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él respondió y dijo: «¿Quién es, Señor, para que crea en Él?». Díjole Jesús: «Lo estás viendo, es quien te habla». Y él repuso: «Creo, Señor», y lo adoró.
GLORIA A TI SEÑOR, GLORIA A TI
